jueves, 11 de noviembre de 2010

CIUDAD EXPLOSIVA

Por J A C C O// Urbano


Mi ciudad no sólo es una turba de edificios grises. Mi ciudad es una explosión de colores, de sonrisas y tristezas. Mi ciudad no es únicamente el centro y sus edificios altos y ostentosos es, también, la periferia y sus casas de madera y latón. Mi ciudad no tiene una sólo voz ni una única palabra, tampoco un credo absoluto. Mi ciudad está habitada por el vendedor ambulante y el que no lo es, por el habitante de la calle y sus hedores nostálgicos, por negocios de música estruendosa y almacenes que viven bajo la discreción de la oferta y la demanda.

Mi ciudad no tiene un único centro (aunque muchos piense lo contario) porque ellos se han desplazado con el afán progreso de su gente, porque todos modulan el mismo parlache y llenan de pluralidad a cada palabra usada.


Mi ciudad da vida a los hombres desde la sima hasta la cima de su geografía. Mi ciudad es la cuna de poetas y sicarios, de artistas y ladrones, de amas de casa y prostitutas, de niños maltratados y niños amados. Mi ciudad da muerte a sus hombres cuando ellos la buscan, cuando ellos la necesitan.

Mi ciudad guarda a la rebeldía expresada en murales y en movilizaciones humanas que piden libertad, encierra también a los hombres y mujeres cautos que esperan ser liberados y a quienes no piensan en libertad, mi ciudad es tierra de tolerancia e intolerancia.


Mi ciudad es una amalgama de complejidades humanas, de urbanismos planificados y no planeados, de fragmentaciones arquitectónicas en el tiempo y por el tiempo, de clases sociales divididas por fronteras invisibles e indivisibles.

Mi ciudad es una explosión de vida, una escala cromática de hombres y mujeres que la habitan desde sus individualidades creando la complejidad de la colectividad.

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